sábado, 27 de noviembre de 2010

24 de noviembre de 2010.

Esta mañana marché arriba, a la Plaza Murillo, la plaza más importante de La Paz, que está junto a mi hotel. Ahí pude fotografiar el Palacio de Gobierno, el Palacio Legislativo y, en el centro de la plaza, la estatua de Gustavo Villarroel, un ex presidente que fue ajusticiado por la muchedumbre en esa misma plaza.

Mónica apareció a las 15:00h con la idea de ir a El Alto. Yo no me sentía demasiado bien, físicamente; pero estar encerrada en una habitacion de hotel me estaba matando, y como me sentía necesitada de inspiración... fui.

Cogimos un bus hasta la Ceja. Madre mía... El tráfico en Bolivia... Mi forma de conducir es todo un chiste comparado con esto (creedlo). Aquí el 90-93% de la carretera está llena de mini-buses que no son otra cosa que las fragonetas típicas de hippie que hay en Catalunya, las blancas. Allí alguien grita todo el recorrido y no existen paradas...la parada está allá donde tú la creas, donde decidas subir. Ahí se meten unas 14 personas aglutinadas y cuando una de atrás ha de bajar, los asientos se desdoblan como por arte de magia sin la necesidad de que todos tengamos que bajar. Aquí no hay cedas ni stops ni semáforos ni ostias; cinturones, ¿para qué? aquí la ley es “métete y que se aparten”. Los conductores no paran de tocar el claxon contínuamente, resulta un kaos; ese claxon es su idioma propio: claxon cuando se inventan una parada, claxon para espantar a los peatones a los que están a punto de atropellar contínuamente, claxon para saludar a otros compañeros de mini-bus, claxon para pedirle a otro conductor que salga de enmedio... Dios mío, si hasta se la llevado por delante el retrovisor de uno! Y el otro no ni siquiera ha reaccionado, como si fuera tan normal. La carretera es ancha pero...tachan tachan: no hay carriles! Ni sikiera imaginarios! Con lo cual, la gente circula literalmente por donde le da la gana y si hay que ir al 'arcén' para adelantar, se va. Porque claro, aquí lo de esperar no se entiende, así que se adelante a cualquier precio. Sinceramente, me extraña que no mueran unas 500 personas entre pasajeros y transeúntes cada día. Muchos de los buses llevan el letro de “El placer de volar”... joder que sí! Esa frase lo resume todo, os lo aseguro.

Subiendo con el mini-bus hasta la ciudad de El Alto, puedes observar la vista de La Paz, ya hecha un valle, y ves desde lo alto un profundo valle entre las montañas, totalmente colapsado de infraestructuras de tochana. ¡Dios, qué sensación! Os lo digo que las fotografías se quedaban muy cortas.

Al llegar a El Alto hay un cambio visible. Es una ciudad mucho más pobre que La Paz. Hay pintadas MSM (políticas) por todas partes... Aquí la gente está muy implicada en lo social y en lo político, hasta un punto en que mucha gente de donde yo vengo no entendería. También he visto un par de enoooormes vacas y más tardes, al lado del proyecto, un grupito de cabritas sueltas. En esta ciudad todo huele muy mal y la gente luce sucia. Las mamitas molan mucho... sus ropajes, sus sombreros de copa, su forma de transportar cualquiera cosa, pese lo que pese con sus mantas de telas típicamente bolivianas... Imaginad New York pero a lo pobre, con tochanas y bolivianos vestidos como ellos saben. Eso resumiría esta ciudad. Es un kaos, un kaos tercermundista, pero un kaos igual.

Al llegar a San Martín (el barrio donde trabajaré) se hace un vacío. Ahí ya no es como en centro de El Alto o en La Paz... Allí las calles están sin asfaltar, las casas muchas veces no son ni de tochana, son chabolas cuyos techos son aguantados por grandes piedras para que no se los lleve el viento. No hay nada. Sólo perros, personas muy pobres y calles sin asfaltar muy anchas que enseñan algunas calles chabolistas. Es difícil de describir... es fácil ver fotos y decir 'wow, qué pobres' y ya está, pero cuando lo vives... creedme, resulta muy pero que muy extraño cambiar de un día para otro las callecitas de tu pueblo en la costa por... esto. Para que os hagáis una idea: luce exactamente como el poblado más pobre y puteado de África que hayáis visto en alguna peli.

Llegamos a la puerta de una de estas barracas. Veo a un niño que me mira asustado, pero un momento después me sonríe. Mónica me dice: “bienvenida a Macha'k Sartawi”. Sí, chicos, trabajo en una barraca, una barraca con todas sus letras. Trabajo en la pobreza tal y como es, sin eufemismos ni adornos. La barraca es grande y se divide en 5 estancias: cocina semi al aire libre, el aula de juego y actividades, otra aula donde hay un televisor, otra aula pequeña y luego un pequeño despacho para el equipo. No voy a dar más detalles porque eso es para verlo... no hay palabras para describir de manera fiel cómo es aquel lugar, no podríais imaginarlo.

Nada más llegar, me han presentado a Edgar, educador social y justo me han dejado a solas con los niños... Bien, los que me conocéis sabéis que odio a los niños y mis primeros encuentros con ellos son fatales por mucho que yo actúe como si no; además esta vez estaba el handicap cultural. Pues bien, la mayoría de ellos se me han apegado sobremanera: tocándome, cogiéndome, abrazándome, tocándome las orejas... Pero dos de ellos han ido probando mis límites contínuamente, aunque esto está bien, son un par de Barts Simpson. Después de ver una peli con ellos y jugar al UNO a la boliviana (reglas propias) Edgar nos ha enviado a todos al aula de los juegos para que nos presentáramos. Aunque ya conocía a muchos de ellos, todos se han presentado formalmente y así lo he hecho yo también. Los niños tienen mucho amor a las antiguas voluntarias, son cariñosos en exceso a causa del abandono materno/paterno. Me llaman 'educadora' y me soban mucho, me preguntan de dónde vengo y ya me han dicho que quieren que me quede todo el año. Se ve, por todo lo mencionado, que tienen muchas carencias y ganas de generar un vínculo con alguien rápidamente, con alguien que les de amor y a quien dar amor, por su déficit. Son muy pobres y muchos están muy sucios; el español que hablan es muy diferente y me cuesta... por no hablar de cuando se comunican en aymara, que entonces no me entero de nada.Nos hemos despedido y ya deseaban que llegue mañana para verme. Después de esto, me han presentado a la trabajadora social y a su mascota, un perro que adoptaron pero que tendrán que matar el mes que viene porque está hecho polvo y ya ni camina. ¡Qué única que es esa chabola!

Es curioso pero, al salir de Macha'k Sartawi me he dado cuenta de un dato curioso: mientras he estado allá dentro, no he tenido dolor de cabeza, ni falta de respiración ni nada de nada... Aunque el panorama de allá es muy chocante al principio, la verdad es que me ha gustado muchísimo y me han hecho sentirme muy acogida...

23 de Noviembre de 2010.

El día 22 de noviembre de 2010 me embarco en una aventura que sé que cambiará mi vida, de una u otra forma, y que ese cambio será algo que marcará un importante impass.

Barcelona-chequeos-Madrid-quequeos, espera-Lima... y... comienza la aventura sudamericana!!!

Al llegar a Lima noto en pocos minutos cuán diferente es el funcionamiento de ese aeropuerto con aquellos de los que procedo. Ni botas, ni ordenador, ni rollos raros con el pasaporte. Todo muy rápido y amable. Es, incluso, un trabajador de aduanas el que se acerca a mí para preguntarme por mi tarjeta de embarque para indicarme dónde y cómo llegar... ¡increíble el staff de las aerolíneas sudamericanas!

Me como algo que me han dado en el avión y me dirijo a la puerta de embarque donde paso dos horas sumida en mis propios pensamientos y dos horas atrapada en la lectura de Plexus, que está en el punto en que Caccicacci habla sobre los robots y la Humanidad... BOF, sin desperdicios! Cojo el avión a... ¿Santa Cruz? Al parecer va ha haber una última escala. Nos lleva como 4 horas y algo llegar a Santa Cruz, cuyo aeropuerto tiene el simpático nombre de Viru Viru. Los que tenemos que ir a La Paz nos quedamos aisito porque no da tiempo a bajar del avión. 'Refrigeran' el avión con un aire espeso blanco que sale a presión de las juntas del techo... ¡como si fueran nuves! De hecho, unas niñas y yo intentamos tocarlo. Increíble...

Una hora de vuelo más hacia La Paz y, por fin... Esta será la última vez que recoja mi mochila de 10 kilos que más bien me ha estado arrastrando ella a mí las últimas 24 horas... Hacemos la cola para pasaportes y demases y conozco a un chico muy majo: Joan de Barcelona, el chica de las amplias sonrisas. Interesante conversación aunque es todo un misterio lo que venía a hacer a este país... En fin, pasamos los diferentes controles (sin pedir vacunas ni apenas mirarse los papeles que nos dan a rellenar en el avión... por suerte) y ahí está mi maleta! ¡No la han perdido! :) Joan me ayuda a sacarla y nos despedimos deseándonos suerte. Despues hay una puerta estrecha y en ella toda la gente que espera conocidos acumulados como sardinas. Ni pasillo con barandas ni sala basta de espera como en Barcelona...aquí la sala de espera es un pasillito estrecho en el fondo del cuál puedo leer un letrero que luce: “MYRIAM CORREA BIENVENIDA”. Wow.... siempre quise que me recibieran en un aeropuerto así...! Se trata de José Manuel (director de Proyecto Mi Casa Bolivia) y Monica (la secretaria), que me dan la bienvenida más calurosa que hubiese podido imaginar. José Manuel me abraza mucho y me besa. Cogemos un mini-bus lleno de gente. Un hombre carga a la velocidad de la luz todo mi equipaje en la baca del coche y otro no para de gritar por la ventanilla toda una verborrea de nombres que no alcanzo a entender... Al preguntar descubro que va anunciando, como si de un megáfono se tratara, el recorrido del bus... ¿quién dijo 'paradas'?

Inmediatamente me doy cuenta de que todo lo que he oído y leído sobre la conducción en Sud-America no podía ser más cierto... Es caótico mirar el tránsito. No hay normas ni leyes al parecer. La cosa va de 'a ver quién se mete primero! Entonces habrá que dejarle pasar!'. José Manuel me dice que no me puedo quedar en El Alto porque el piso aún no está listo (lo están reformando y comprando material), que lo estará el jueves y que por dos noches tendré que dormir en un hospedaje en La Paz. ¡GREAT! :D Así que vamos calles y calles arriba con mi pesadísimo equipaje y entramos en un edificio antiguo dentro del cual la madera relincha. Pedimos una habitación con baño y nos metemos en ella para que Monica y Jose Manuel me hagan una introducción de la vida aquí. Después Mónica se va, no sin antes asegurarme de que mañana estará aquí a las 13h para buscarme e ir a por una tarjeta, cambiar el dinero... y en caso de que mi organismo no sufra el soroche, entonces podría subir a El Alto a la oficina.

Cuando Monica se marcha, José Manuel me lleva a tomar un mate de coca a la cafetería de al lado. Allí hablamos y descubro que es posible que se convierta en lo que Eduardo fue para mí. Es un hombre que ha viajado muchísimo, que ha trabajado en Italia, Colombia, Brazil... Que ha sido periodista, que ha trabajado para el gobierno boliviano, que es profesor en la universidad, que tiene varios libros, que se especializó en la investigación social y que ha dedicado 15 años de su vida al trabajo con el colectivo de presos y presas drogodependientes! Dice que me llevará a algunas prisiones :D

Hablamos de lo que es el proyecto, el clima institucional y demases. El proyecto no tiene dinero, aunque hicieron un proyecto junto a la ONU hace poco y harán otro proximemente. Llego en un momento de agitosos cambios: el curso escolar acaba en apenas dos semanas, con lo cual será mejor, desde el punto de vista profesional, que no tenga demasiado contacto con los niños y las familias, para no interferir. Así podré adaptarme al equipo, al clima institucional y la manera de hacer, a la vida aquí... mientras realizo pequeñas tareas para ellos y me adentro en la institución. Me dice también que algunos miembros del equipo que ahora voy a conocer no serán contratados en enero... por lo que viviré el primer gran cambio de equipo; no serán contratados porq van a ser padres y el gobierno exige el pagamento por cada bebé de un sueldo más y la ONG no se puede hacer cargo de ello... es realmente triste pero así es. Otra cosa! Al gobierno no le mola nada el término ONG, ONG=enemigo, por eso el proyecto se desvincula de esta palabra.

José Manuel me emociona especialmente cuando habla de por qué dejó su trabajo de renombre y dinero para venir aquí y cobrar una octava parte de lo que cobraba.“A veces, hay momentos en la vida en qué el dinero no es la mayor dicha del trabajo que se busca. Nosotros arreglamos personas, niños abandonados cuyas mamás no quieren saber nada... pues hacemos que la madre se implique, ¿que la mamá huye? Pues nosotros corremos en búsqueda de la mamá hasta que se implique”. La manera como habla de su trabajo es apavullante y estremecedoramente emotiva.

Después de esto empiezo a encontrarme mal. Dolor de cabeza, arcadas, profundo cansancio, algo de hambre. José Manuel dice que me tengo que coger muy con calma mi llegada aquí por el soroche, que aparece 24h después... Me lleva a dar una vuelta para ver que tal lo llevo pero me cuesta caminar, dar pasos largos, me cuesta respirar...dios todo me cuesta el triple! A 100m de mi hotel...sorpresa! Se encuentra la famosa Plaza Murillo (la plaza más importante de La Paz) con sus edificios más importantes: el congreso de diputados, la sede de la administración departamental de La Paz y el palacio de Evo Morales!!! Vemos una gran cantidad de policía y gente en dirección contraria: me cuenta que hoy han bloqueado las calles más importantes de La Paz... ¡las personas! ¡las personas aquí hacen eso cuando se sienten descontentas! ¡qué genial! Lo que no es tan genial es ver toda esa cantidad de cops paseándose... aquí los cops no son como allá... aquí van vestidos de militares, con vastos cascos y armaduras más grandes que las de los antidisturbios... llevan grandes botas y hay muchos pero lo peor de todo es que todos llevan grandes metralletas, kalashnikovs, AK-47 o cuales quieran que sean esas bichas enormes...! El paseo (bien corto) me deja exhausta. José Manuel se va, no antes sin darme 200 bolivianos para que me las apañe hasta mañana y 3 joviales abrazos.