martes, 22 de marzo de 2011

23 de marzo: Show de agujas.

Hace un par de semanas, un viernes que no teníamos nada que hacer en la noche, me llamaron mis cuates de Illuminati Tattoo porque en la noche ivan a realizar un show de agujas en un festival de música punk. Necesitaban alguna loca que se dejara pinchar unas 10 veces para hacer un corsé... y todo el mundo sabe que para esas cosas se puede contar conmigo.

Fuimos al estudio y nos recogieron a todos en una furgoneta. Al llegar al concierto, la entrada era gratis para los que éramos parte del show y todos nos miraban como si fuéramos VIPs... Aquí en Bolivia no es nada común ver gente con pelos raros, piercings, tattoos y mucho menos, con ropa que no sea del todo normal... Esas tendencias no se han desarrollado en la mayoría de la población y realmente lo ven como auténticas averraciones a la naturaleza o como algo que admirar como a rockstars.

Los grupos estuvieron muy bien. Punk-rockeros que tocaban covers de Nirvana, Blink, NOFX, Rancid, RATM... Buenos temas. Marcelo estuvo tatuando en directo a un tipo y más tarde, cuando acabaron los 3 primeros grupos, prepararon el escenario para el show de agujas. Sdenka agujereó a una Violin, una inglesa de Bristol que hemos conocido muy hippie que lleva un año recorriendo Sud América trabajando en semáforos y vendiendo artesanías; le hizo una espiral de agujas en la espalda, bien linda.



De mientras, Andy me pinchaba a mí mis 10 agujitas en la espalda para hacerme el corsé. Un tipo de la sala con un micro animaba y hablaba. Todo el mundo estaba admirado y horrorizado al mismo tiempo. No paraban de ponerse la mano en la boca, gritar, aplaudir, decir oooohhhh y tomar fotografías... Aunque las agujas de Sdenka y Violin eran mucho más guasas que las mías y de Andy, lo cierto es que el speaker y el público pasó completamente de ellas y se centraron únicamente en nosotros, me imagino que por la belleza artística que representa el corsé (porque el momento en que me comenzó a colocar la cinta alrededor de las agujas... la gente enloqueció, no se lo podían creer!). Andy se animó tanto con mi corsé que le pidió a Marcelo que le hiciera uno en el cuello con 6 agujas.



Fue un auténtico éxito. Esto en Barcelona no sería la gran cosa original, pero en Bolivia... es el show del año, algo fresco y nunca visto. Nos invitaron a bebida, nos pidieron sin parar que nos hiciéramos fotos con todo el mundo... La gente se animó y mucha gente se agujereó diferentes partes de su cuerpo... Muy guaso. También me hicieron un monroe en directo, algo normal para mí, pero cuando me levantaron el labio la gente estaba flasheando mal... nunca lo habían visto! Por desgracia ya no llevo mi monroe porque me estaba haciendo daño en los dientes y la encía :(

Después del show seguimos la fiesta en mi querido Ttkos con sangriíta, singanito y mucho reggea.

23 de marzo: Viaje a Copacabana.

Cuando nos dispusimos a volver a La Paz desde Puno, nos encontramos con que había paro en la ciudad y no podíamos volver. Un señor nos ofreció su lancha para ir hasta Copacabana por 15 pesos y con él huímos del Perú, no del todo legalmente, hasta el hermoso pueblecito hippie.

Al llegar, volvimos a uno de los hoteles donde dormí la primera vez que estuve en Copa, en diciembre. Paseamos por las calles, hicimos música y artesanías, fotografiamos todo... Volvimos a hacer el paseo de los eucaliptos e incluso acampamos en la playa. Comimos en restaurantes vegetarianos (que en Bolivia están contados) y por la noche nos pilló una lluvia torrencial y tuvimos que huír al hotel.

Al día siguiente continuó la música y la tranquilidad. Estuvimos haciendo dread-locks (rastas) en la playa y nos encontramos con la paceña y el cochabambino que conocí en la lancha la primera vez que estuve en Copa, cuando nos dirigíamos a la Isla del Sol. Más tarde nos encontramos con un niño que vendía helados y se nos enganchó como una hora entera para hablar. Cuando nos entró hambre, cometimos el error de meternos en el primer lugar que nos pareció bueno y pedí la trucha que me destrozó el estómago por 3 días (con sus 12 horitas seguidas de vómitos incluídas...). Al final del día decidimos volver a La Paz para ver cómo estaban las cosas en la ciudad del despute.








22 de marzo: Viaje a Puno.

El 23 de febrero he huído a Perú para poder arreglar mi visado y que me dieran la prórroga de un mes en Bolivia. Después de los mamoneos varios con abogados y la Oficina de Inmigración, después de hablar y hablar e incluso viajar a Desaguadero (frontera con Perú) para nada... al final no quedó otro remedio que hacer esto.

Nos tuvieron horas en la frontera comprovando pasaportes, sellos, etc. Llegamos de noche y con un frío horrible a Puno, así que nos agarramos el primer albergue que pudimos y a dormir. Aunque a mi me costó sobremanera porque al bajar considerablemente de altura (Puno está a pocos metros sobre el nivel del mar), mi corazón se resintió jodido y lo pasé realmente mal durante unas 3 horas...

Al día siguiente estaba bien y recorrimos las calles de Puno. En Perú tienen las salteñitas igual que en Bolivia pero allá se comen con limón... y están de muerte. La ciudad es bien fea, todo sea dicho, aunque vale la pena verla por los moto-taxis que hay, que son re-cheveres.

Nos montamos en unos patitos gigantes para recorrer el Titicaca, hicimos turismo gastronómico y, cuando ya habían pasado 24 horas (por mis papeles) decidimos volver.

Sin embargo y sin saberlo, por circunstancias externas, nuestra travesía no acabaría aquí...