Esta mañana me vino a buscar Monica, sobre las 10h. Me llevó al Mercado 13 de Julio, que es el más grande de Bolivia. En un día en imposible verlo todo. Y, dios, ¡cuánta razón tienen! Deceneas de calles vestidas de mercado... Al mirar hacia el fondo de una gran calle podías observar la multitud haciendo un hilo cada vez más fino junto a los toldos azules y naranjas de las paradas. Ropa, juguetes, zapatos, animales, comida, muebles y todo tipo de instalaciones para la casa... ¡de todo y más!
Hacía sol y algo de calor y de repente... ¡Comenzó a pedrear! Al principio pensábamos que era lluvia hasta que nos empezó a doler la cabeza por la fuerza en la trayectoria de los pedruscos helados.
La calle se despejó de gente y todo el mundo se metió en algún lugar a almorzar (aquí llaman almuerzo a la comida del mediodía). Nosotras nos metimos en una cantina donde comimos pollo con ají, papas, fideos (pasta al wok) y postre (postre aquí no significa otra cosa que plátano frito). En el local ¡no tenían agua! Y nos sirvieron una cosa que beben mucho acá: una mezcla de jugo de manzana y canela... demasiado dulce y empalagoso para la comida, pero delicioso si lo aislas de ella.
Volvimos al mercado y desapareció la lluvia-meteorita. Monica insistió en llevarme a la parte de animales... Permitidme: OOOOHHHHHHH!!!!!! :) ¡Qué monadas! Cantidad de pollitos, perritos, gatitos... Oh dios qué asco cuando vi una caja de piel de lagarto y me acerqué a un palmo para contemplarla y... justo
al lado de esa caja había otra llena de ¡lagartos vivos! Ugghhhh creepy... :S
Punto negativo del día: me han robado. Estábamos caminando y de golpe tenía como 5 personas alrededor muy apretujadas; el hombre de atrás me dice 'cuidado' y me hace mirar al suelo para darme cuenta de que lo que está obstruyendo el paso es una bolsa que se le ha caído a alguien... Yo la recojo para dársela y entonces noto que alguien me coje fuerte del brazo: es Monica con cara de preocupación. Me dice 'qué te han hecho? Te han robado?' y yo muy tranquila le digo que nada, que todo está bien, que sólo... y entonces me miro el bolsillo de cremallera que hay en el pecho y... está abierto y sin el monedero. Afortunadamente ayer dejé en casa los 1000 bolivianos que había cambiado: ¡MENOS MAL! Y sólo llevaba 30 pesos... Además (coincidencia divina) esta mañana me olvidé el móvil en casa. Cómo lo hicieron es algo que he estado pensando todo el día... Es realmente complicado robar en esa clase de bolsillos y prácticamente imposible abrir la cremallera entera sin que la fuerza necesaria para hacerlo alerte a la otra persona... Qué artistas están hechos estos raterillos... En fin, ¡ya puede decirse que soy una turista consumada en Bolivia!
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