jueves, 9 de diciembre de 2010

6 de dicimebre de 2010: Lunes Negro.

Hoy ha sido uno de los días más horribles de mi existencia. Mi corazón se ha puesto muy débil en el día de hoy...

Estando en La Paz y viendo que la cosa no iba muy bien, me dirigí a la unidad de emergencias del Hospital Holandés, donde pregunté por un médico y expliqué mi problema. Me dijeron que no había cardiólogo y que esperaba. No pude evitar estallar a llorar porque realmente sentía que dejaba de controlar mi cuerpo y de golpe empecé a respirar con grave dificultad. Oí a lo lejos cómo una señora le decía a alguien que yo estaba muy mal y realmente necesitaba que alguien me atendiera.

Lo siguiente que recuerdo es estar en una camilla donde una médico me dice “tranquilízate mamita, no llores, todo va a salir bien”. 5 enfermeras y ellas comienzan a mirarme las constantes vitales, ritmo cardíaco, etc. Tengo la tensión por las nuves. Me ponen algo en el dedo para controlar los latidos del corazón y un aparato de oxígeno en la nariz. Me preguntan mi nombre y si tengo familia acá. Ante mi negativa la médico, muy amable, me dice “tranquila mamita, nosotros no podemos ser tu familia, pero seremos tus amigos”.

De repente, comienza la peor media hora de mi vida. La que pensé que sería la última. Se me engarrotan las manos, cada dedo mirando a una dirección totalmente tieso, anormalmente amorfo, como un zombie. Mi boca se estrecha i comprime en forma de O sin que pueda moverla. Levanto la cabeza y puedo ver mis manos totalmente empapadas en sudor. Me tiembla todo el cuerpo y puedo notar mis pulsaciones hasta en los músculos de la cara. No puedo mover nada y se me han dormido los dedos y manos. No puedo dejar de llorar y de gritar que me ayuden. El pulso se me dispara preocupantemente y puedo ver la cara de preocupación de la doctora. Una de las enfermeras dice que estoy muy mal y me tienen que trasladar a otro hospital.

No queréis saber lo que se me pasó por la cabeza en esos momentos. Tampoco queréis conocer qué clase de pánico se siente en una situación así.

Entonces, entre tres personas me abren dos vías en el brazo derecho, me empiezan a meter suero y proceden a inyectarme varios medicamentos.

Lo siguiente que recuerdo es despertar. Respirando con normalidad. Muy débil, mareada y cansada. Habían pasado casi dos horas. Llega la doctora: entre los medicamentos que me metieron, uno de ellos era Diazepam, por eso he dormido. Me dice que poco a poco me van a ir quitando suero, oxígeno y medicamentos para ver cómo reacciona mi cuerpo y que me quede un rato en observación.

Una enfermera me acompañó a la farmacia a comprarme los medicamentos que me recetó la doctora para controlar el ritmo cardíaco; ésta última me recordó que estará ahí para lo que necesite.

No sé si hago bien en compartir esto con todos aquellos que lo lean, pero me parece un poco hipócrita compartir sólo lo bueno. ¿Por qué no compartir también lo malo? No quiero comentar nada de lo que sentí y lo que pasó por mi cabeza, porque no me atrevo ni a recordarlo. ¿Tal vez sólo estoy en búsqueda de una especie de apoyo retórico? No lo sé. Gracias a todos los que estáis leyendo esto porque es gracias a vosotros que lo único que quiero es recuperarme y estar bien.

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