jueves, 9 de diciembre de 2010

4 de diciembre de 2010.

4 de diciembre es, sin duda, el mejor día hasta el momento. Por la mañana fui a Miraflores con Enrique para celebrar el cumpleaños de su sobrina en una especie de chiquipark que se llamaba 'Mi pedacito de cielo'. La verdad es que el sitio lo daba: todo estaba decorado con motivos infantiles y de gran colorido. Hubo espectáculo conducidos por dos pallasos que nos hicieron desternillarnos al poner en evidencia contínuamente a los padres y abuelos de la pequeña. La comida dulce brotaba por todos lados. Pensaba que sería un error aparecer en una clase de evento como ese (familiar) pero la verdad es que no pudo estar más acertado. Nosotros estuvimos en la parte de los sofás, donde conocí al abuelo y a uno de los tíos de la pequeña María Fernanda: se trataba de dos señores en sus cincuentas o sesentas trajados y de la clase intelectual de La Paz. Así que nos pasamos unas 3 o 4 horas hablando de políticas, leyes y cultura; fue de lo más interesante.

Hacia las 2 del mediodía me fui al Albergue, donde me esperaba José Manuel para ir directos en su coche a Macha'k Sartawi. Allá nos esperaban niños, niñas, mamás y papás. Parece que todos me habían echado de menos porque no pararon de abrazarme y besarme. Algunos de los educadores, padres y niños dieron sus propios discursos, muy emotivos: daban gracias al proyecto por todo lo que se ha hecho por esas familias. Me contentó, e incluso emocionó la cantidad de buena energía que se respiraba en esa sala. Todo el mundo parecía gratamente satisfecho y agradecido. Repartí los regalos de Navidad para cada niño y bebida para todos así como me presenté a los padres.

Al final del evento cada padre vino a darme la mano y un beso. La desesperación podía ser leída en cada poro de su piel. Me apretaban las manos fuerte y no me dejaban ir, me daban varios besos, me agradecían una y otra vez el hecho de que dejase mi país para venir acá a hacer lo que hago, me abrazaban incluso... Me pidieron (suplicaron) que me quedase para el comienzo de año y cuando les dije el tiempo que me quedaría sus ojos parecían brillar... Sus familias están tan desestructuradas, perdidas o necesitadas que para ellos este proyecto, tal y como su nombre expresa en la lengua aymara, es nada más y nada menos que levantarse de nuevo.

Al acabar el evento, Johnny, Santos, Rubén y yo hicimos unas partidas de damas. Es imposible ganar a Rubén. Ese hombre tiene algo extraño que no lograba descifrar...algo realmente extraño. Desde el primer día le vi un áurea totalmente diferente al del resto de educadores y realmente me parecía una persona rara y demasiado fácil de tratar. Finalmente descubrí que... ¡es un sacerdote!

Al anochecer, Santos, Johnny y yo nos fuimos a alguna parte a cenar y más tarde nos fuimos al Wiphala, un garito de tres pisos donde se vive el folklore boliviano. Las paredes están cubiertas de motivos bolivianos: pieles de serpientes, gorros potosinos, tapices de las diferentes ciudades... Incluso había unas canoas del lago Titicaca ambientadas a modo de sofá. Milenka, la novia de Johnny, también se añadió a la fiesta.

Pedimos unas cervezas. Acá la mejor es la Auténtica, seguida de la Paceña (la más famosa, consumida y exportada) y la Cruzeña. Me dicen que acá hay un dicho: “usa la Cruzeña para lavar los vasos y luego sírvete de Paceña” XD. El tamaño de las cervezas bolivianas es increíble: como el de una litrona de Xibeca de allá... Las cervezas venían de 4 en 4 todo el rato y acá es costumbre de brindar casi todo el rato. En lugar del típico bol de frutos secos, acá teníamos boles con hojita de coca, que no paramos de mascar en todas la noche: ¡entraba sola con la bebida!

La música era típica boliviana, de su folklore, con letras que revolucionarias que hablaban de amor, miserias, temas políticos, la Guerra del Gas... algunas canciones eran en quechua o aymara. Pasamos el rato riendo y haciendo harta broma, como siempre, entre Johnny Melenas y la señorita Myanmar.

Salimos a bailar y me enseñaron sus pasos. Luego Johnny se fue a ver a un amigo suyo y, cuando volvió, estaba borracho. Volvió con Federico, un amigo suyo que trabaja en una ONG en El Alto. Federico estaba con un amigo suyo, ¡un policía! Pero el tío estaba borracho y se quedó dormido: eso resultó ser una de las bromas de la noche porque acá se dice que “la policía nunca duerme” XD Me pasé la noche despertándolo sólo para hacerle brindar y emborracharlo aún más, y tirándole cosas sin que se inmutase.

Sobre las 2 de la madrugada, Johnny y Milenka se tuvieron que ir porque tenían un compromiso. Johnny me llamó al cabo de poco para decirme que no nos podíamos ir del local si no invitábamos a Federico cada vez que él nos invitaba: acá la costumbre es que si alguien te invita tú se lo tienes que devolver esa misma noche, si no lo haces es una total grosería. Pues bien, nos quedamos Santos (que cumplía 27 años), Federico ya bastante borracho, el policía dormilón y un grupo de música que se juntaron; sacaron los instrumentos y todos cantaron y tocaron canciones de acá conocidas. Estuvimos todos juntos tomando, hablando y riendo como en un auténtico guateque hasta que los músicos se fueron y nos quedamos con Federico ultra borracho y el policía que ya no se despertaba ni al tirarle todo tipo de objetos; ambos se fueron como pudieron.

Justo en el momento en el que se fueron apareció un chico con una bolsa de instrumentos y comenzó a hablar conmigo. Al parecer era nacido en la Isla del Sol, era arquitecto, músico y, para más inri, había viajado por toda Europa... Me enseñó a tocar sus instrumentos: la típica flautilla de cañas y una flauta que más bien parecía un clarinete. Y así comenzaron las últimas dos pesadas horas de la noche... A pesar de que el chico me iluminó con todo lo que contaba, Santos se dispuso a boicotearlo bruscamente: decía que no era boliviano, que era un peruano farsante. Yo no lo podía creer, supongo que porque era más bonito y casual creer en lo que Sven (“su nombre”) contaba. Así que el chico intentaba camelarme mientras Santos despotricaba de él y lo ponía a prueba con preguntas sobre el país. Me tomó el pelo durante muchísimo rato, hasta que al final era todo evidente: no conocía el nombre del alcalde de la Isla del Sol, ni el nombre completo de Evo Morales... No conocía casi nada de acá y nisiquiera hablaba como ellos, ni decía los clásicos modismos. Cuando lo puse con Europa, me defraudó completamente, así que lo despaché y se fue a porculear a una mesa de jóvenes que había cerca. Santos y yo nos fuimos a otra mesa a tomar tranquilos las últimas y esperar a que se hiciera del todo tarde para que hibiese un pòco de claridad en la calle. Durante una hora los de la mesa estuvieron encantados con Sven... hasta que después de ese tiempo nos dimos cuenta de que comenzaron a hacerle preguntas y ponerlo a prueba: les pasó lo mismo que a nosotros, y como nosotros, se dieron cuenta de que era un peruano farsante. Cuando lo despacharon, vino a porculear a nuestra mesa otra vez. Estaban cerrando el local y yo quería la fiesta en paz, así que le serví una copa y le pedí que no discutieran más, pero fue imposible porque Santos estaba borracho y exaltadísimo por las ofensas a su patria... Hice lo posible por mantener la paz, hasta que al muy insensato se le cruzaron los cables y nos dijo “tened cuidado cuando salgais por la puerta... que no os pase nada...” totalmente amenazador. Entonces me cabreé y me levanté exaltada hacia él y le dejé las cosas claras, a la vez que lo eché casi a sillazos. Yo sólo he venido a hacer el bien acá y nadie tiene porqué coartar mi libertad, infundir miedo en mí, coaccionarme o amenazarme por nada, y mucho menos generarme un daño; no tengo porqué aguantar eso ni de un peruano, ni de un boliviano, ni de un catalán.

Al salir a la calle (que era una bastante peligrosa, de hecho había cleferos y rateros) eran como las 6 de la mañana pero aún era oscuro y la ciudad comenzaba a moverse entre trabajadores madrugadores y borrachos borrachísimos. Santos me acompañó a casa en taxi porque no era muy seguro dejarme irme a mí sola y para cuando llegamos a Ciudad Satélite ya estaba amaneciendo. Él se fue a su casa bastante borracho. Antes de irse me comentó que no va a estar en el proyecto cuando comience el año... que recibió una carta de despido sin motivo aparente; también me dijo que el resto llevan tiempo buscando trabajo porque probablemente no sea el único en irse a la calle. Todo esto me apenó mucho, porque en cuestión de una semana y poco más he hecho un buenísimo vínculo con el equipo y, ahora que Santos se ha ido, no querría que Johnny desapareciera también.

Sin embargo, no todo son malas noticias: justo hoy Santos y su novia han descubierto que van a ser papás. Un accidente que sin duda les ha dado las fuerzas que necesitaban para emprender un cambio radical en sus vidas. Él comenzó en Macha'k Sartawi siendo un niño calle, creció en el proyecto y desde que es mayor de edad trabaja en él como gastrónomo. Ahora se cierra para él una fase importante en su vida. Deja el proyecto que tanto le ha dado para emprender una nueva vida como gerente de su propia pensión, junto a su mujer y su futuro bebé. Supongo que ayer era toda una gran celebración: un adiós a toda una vida pasada y un saludo a la vida que justo empieza...

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